Sistemas de supervisión energética

Cuando hablamos de eficiencia energética solemos pensar en la forma de obtener ahorros energéticos, o lo que es lo mismo, de reducir el importe de las facturas de gas, electricidad, etc. Y a esa tarea dedicamos muchos esfuerzos sin darnos cuenta de que antes de empezar a caminar hacia una meta debemos conocer cuál es el punto del que partimos. Y ahí es donde radica la importancia de los sistemas de supervisión energética: nos permiten conocer nuestro perfil de consumo para analizarlo y, en función de las conclusiones obtenidas, decidir la mejor forma de ahorrar. Y cuando hayamos ejecutado las acciones de mejora decididas, nos apoyaremos en los datos del sistema para comprobar si han sido todo lo eficientes que pensábamos.

medidor energético

El sistema de supervisión debe ser capaz, al menos, de darnos los consumos de nuestra instalación y (muy importante) el perfil de carga de la misma, lo que nos va a permitir conocer cómo se distribuyen dichos consumos en el tiempo. Podemos añadir información sobre la calidad de la energía consumida (armónicos, perturbaciones, etc).

Podemos distinguir tres partes en un sistema de supervisión:

  1. Contadores. Son los encargados de recoger los datos de nuestra instalación. Podemos incorporar contadores para todas las energías presentes: agua, electricidad, vapor, gas, etc. Lógicamente, cuanto mayor sea el número de contadores instalado mayor será la capacidad del sistema de darnos información para optimizar el consumo; pero también será mayor el precio del sistema.
  2. Sistema de comunicación. El método clásico de mandar a alguien con una libretilla a anotar los datos de los contadores para luego pasarlos a una hoja Excel no es admisible en el siglo de las telecomunicaciones. Los contadores deben ser capaces de comunicar los datos recogidos a través de una red de comunicaciones. Lo más habitual es comunicar los contadores entre sí por medio de cables y usar el protocolo Modbus. Posteriormente, usaremos un convertidor Modbus-Ethernet para llevar los datos recogidos a través de una red informática.
  3. Software de control. En él radica la potencia del sistema. Podemos optar por un software sencillo, capaz solamente de tabular y graficar la información recogida o podemos buscar un software más potente que nos permita hacer análisis de tendencias, comparaciones entre diferentes plantas, estimación de facturas, asignación de costes a departamentos, etc. En el mercado hay opciones para todos los gustos.

Y ahora me diréis… ¡Pero si en vez de ahorrar lo que hemos hecho hasta ahora ha sido gastar dinero a espuertas! Pues sí, un sistema de supervisión no ahorra per se. Ahora nos toca sentarnos delante de la impresora, esperar a que el sistema escupa el primer informe, estudiarlo y decidir en función de lo que veamos la mejor estrategia de ahorro. Puede ser algo tan simple como darnos cuenta de que durante el fin de semana se quedan los compresores encendidos o tan complejo como averiguar por qué los consumos de dos líneas de producción iguales no coinciden… De todo eso hablaremos otro día.

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Acerca del Autor

José Luis Jabato José Luis Jabato, Ingeniero Técnico Industrial en Electrónica Industrial y Graduado en Ingeniería Electrónica y Automática. Especialista en sistemas de automatización industrial y Eficiencia Energética.